La
motivación a hacer y construir una mejor praxis (relación entre teoría y la
practica) ha generado en nuestro país, la necesidad de profesionalizar mucho
mas la utilización del Circo como herramienta de intervención y transformación
social.
Siendo
un país, donde aun el arte no es un lenguaje que se potencie como un medio de
transformación social, sumado a la visión aun estigmatizada del circo, donde la
construcción del concepto desde el ciudadano común, lo polariza entre el circo
tradicional v/s el Cirque du Soleil, nos plantea un desafío mucho mayor, la
validación del circo, tanto como herramienta psicosocial, como también como
parte de la oferta cultural del país.
Es
así, que durante los últimos años, la formación de los formadores de Circo
Social y escuelas de Circo, sumado a la generación de encuentros de reflexión
en torno a pensar el circo, desde su innovación y su aporte al cambio social,
se han transformado en elementos claves hacia el camino de la
profesionalización.
Quiero
destacar, que no tiene relación con ser un profesional, ya que entiendo por
profesional, a quien vive de lo que lo motiva su corazón y vocación, si no mas
bien a conocer e intercambias, metodologías, experiencias, buenas practicas,
aciertos y errores al momento de trabajar con las artes del Circo.
De
esta motivación, surge primero de manera espontanea y gestado por cabeza de
Martillo, un primer encuentro con Antonio Benítez, uno de los formadores de
Circo Social, del equipo del Cirque du Soleil, quien comienza a platear
inquietudes y visiones, que si bien habían acompañado la praxis en nuestro país, no las habíamos pensando desde
una mirada que mezclara la creatividad y nuestro quehacer desde el circo
social. Primero vino el cambio de palabra monitor, a la de Formador, reflexión
necesaria, ya que el circo lo que busca es que a través de las técnicas formar
(o deformar) ciertas formas arraigadas de relación, como la violencia, la baja
tolerancia, la dificultad al momento de resolver conflictos en forma no
violenta, formando y desarrollando nuevas estrategias, que se han denominado
Habilidades para la vida; segundo gran tema, como el Circo ayuda a generar habilidades para la vida, que es
llevar las habilidades que se aprenden en el circo como la perseverancia, el
creer en si mismo, el apoyo con el compañero/a, el trabajo en equipo, la
creatividad al momento de resolver conflictos, a la vida cotidiana, para que
ayuden a desarrollar nuevas formas de relacionarse con otr@s y con el mundo.
Esta
ventana que comenzó a abrirse, se fortaleció mucho más, cuando durante una
semana, compartimos con diversos gestores y formadores, tanto de Santiago como
de regiones, gran acierto que permite ampliar la reflexión, un segundo
encuentro con Antonio, ya en un espacio mas formal y al alero de un programa
adjudicado por el Circo del Mundo-Chile, en el cual pudimos profundizar mucho
mas los conceptos que ya habíamos podido conocer, pero de manera mucho mas
profunda y lúdica, en un espacio apto para el encuentro y la reflexión.
Desde
estas experiencias, se levantaron muchas ideas, propuestas y desafíos, además
de ir encontrando un rumbo que si bien estaba ahí, necesitábamos de alguna
manera re-ordenar.
De
ambas experiencias se logro generar un documento que sistematizará el proceso,
siendo un acierto, ya que estos documentos, vienen a sumar a los que ya existen
en el país, documentos que son un aporte para que desde la cabeza podamos
entender lo que hacemos con el cuerpo, con la magia del circo y con el corazón.
Desde
la red Chilena de Circo Social, hemos visto que esta necesidad de unificar
visiones y co-construir nuevas, respetando lo que ya se ha ido vivenciando y
construyendo, era un avance significativo hacia la profesionalización, es así
que se gestiono una formación con Tomas Soko, Artista circense argentino, que
realizo un taller de juegos malabares para artistas y profesionales que hacen
Circo Social, que permite entender otras formas de utilizar las técnicas del
circo, específicamente los juegos malabares, y como estos pueden ayudar a
desarrollar la creatividad y las habilidades para la vida, de esta formación
nos queda como elemento a reflexionar el de objeto mascara, como un elemento
que se debe fortalecer al momento de desarrollar experiencias de Circo Social.
Con
esta información, fue que se decidió generar una formación para los Formadores
de la 3º Convención de escuelas y Circo Social, instancia que nos genero la
necesidad y desafío de armar un equipo de trabajo, capaz de sustentar una
formación, que pudiera de alguna forma, alinear las metodologías de los
talleristas, buscando llegar al objetivo propuesto para la convención, que era
generar un espacio profesional y protegido de intercambio de experiencias y de
aprendizaje de las técnicas circenses, desde un enfoque integral, participativo,
que respetara los conocimientos previos y los procesos de los distintos
participantes del Convención.
Es así
que hemos ido avanzando, desde el aprendizaje compartido, hacia una
profesionalización, entendiendo de que cada paso, es clave para que el Circo
Social, se valide cada vez mas como una herramienta de intervención y
transformación social
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