Desde
hace unos años que me he ido interesando en la praxis del Circo Social, comencé
este camino en talleres municipales, con los cuales logre descubrir que los malabares,
la acrobacia y las técnicas de payaso, generaban un imán potente en niños,
niñas y adolescentes, que se acercaban a la multicancha, a la plaza, a la sede,
a pasar el rato en un comienzo, pero después venían porque querían aprender,
jugar, reír y sorprenderse de sus capacidades y las de sus compañeros.
El
placer e interés de esos niñ@s y adolescentes, fue el que me motivo a estudiar
y tratar de profesionalizar la praxis del Circo, fueron 6 años de formación
psicológica, en donde fui buscando en cada ramo algo que me sirviera para que
el Circo Social, fuera mejor. Sin duda la unión del circo con la psicología
comunitaria fue la que me hizo más sentido y que hasta el día de hoy defiendo y
promuevo, porque desde mi visión profesional una complementa a la otra y
vice-versa desde el modelo de intervención y transformación que el Circo
Social, puede llegar a realizar en aquellos que lo practican, pero también en
sus familias y la comunidad.
Puedo
escribir con conocimiento de causa, que para sobrellevar de mejor forma la
intervención psico-socio-circense, se debe conocer las fortalezas del Circo,
como una herramienta de acercamiento a niños, niñas y adolescentes. Porque la
única forma de que el Circo Social, se profesionalice mucho más, es con la
integración de profesionales sociales para fortalecer la praxis; pero profesionales
innovadores que creen y reconocen en este tipo de estrategias nuevas formas de
co-construcción con las personas, capaces de llevar sus conocimientos a una
clase de Circo, que sistematice y justifique teóricamente por qué y el para qué
del Circo Social.
De
alguna manera debemos abrirnos a este tipo de inter-relación, del formador de
Circo con el profesional social, que ayudaran a construir de mejor forma la
praxis del Circo Social. Porque defiendo tanto esta mixtura?, porque me hace
tanto sentido?
Porque
he visto como los proyectos “sociales” en los que se utiliza el circo, en
muchas ocasiones; aclarando que conozco
varios, pero no todos; porque seguro hay muchos proyectos o
programas, que no conozco que deben ser muy rigurosos en sus metodologías y prácticas; Solo Utilizan el Circo Social como chaya
para hacer algo “entretenido” para los niños, niñas y adolescentes, que
por una u otra razón, no han tenido tantas posibilidades o viven en sectores de
alta vulnerabilidad social.
Esto
de alguna forma no ayuda a que la praxis del Circo Social, se valide como una
herramienta potente y ética de intervención psico-socio-artística. Esto me
lleva a plantear que quizás el concepto de Circo Social, es lo más grande e
ideal, pero que de este concepto se pueden desprender otras formas de poner en práctica
el Circo en lo social, que pueden ser un aporte a quienes lo practican, pero
que no tienen a la base una intervención psico-social más profunda.
Quizás
el Circo Social, se puede diferenciar por sus objetivos, publico objetivo,
espacio físico, metodología.
Hago
esta reflexión, a partir de una revisión de varios de los proyectos en los que
he participado, ampliando la visión del Circo Social, a Circo Comunitario - Circo
preventivo- Circo Recreativo-Circo Promocional.
Con
lo que planteo no me estoy ni quiero atribuirme nuevos conceptos o visiones del
Circo Social, solo invitar a una reflexión que ha ido surgiendo en diversos
espacios en los que nos hemos sentado a pensar el Circo.
El
Circo Comunitario, es aquel que se realiza en la comunidad, en la sede, en la
multicancha, donde quizás se pueda generar una re significación del espacio público,
ya que he sido parte de experiencias, en las cuales la sede o la plaza, es un
espacio de consumo de alcohol y drogas y con la llegada de niños y niñas, con
malabares, colchonetas y narices, el espacio se transforma en un factor
protector, cambiando la imagen y fin del lugar, ya no como un espacio carrete,
sino como un espacio de circo.
El
Circo Preventivo, es aquel que con las técnicas del Circo, se pueden prevenir
conductas de riesgo, ayuda a que se pueda cambiar el foco o la motivación de
los niños, niñas y adolescentes, ya no centrados en hacer algo riesgoso para
pasar el tiempo, sino que vienen al circo a pasar el tiempo, haciendo algo
distinto, generando vínculos con otr@s. Ojo que esta situación puede generar cambios tanto positivos como
negativos, desde la creación de identidad individual y grupal, como también el
hacer situaciones de riesgo, para demostrar que soy mejor que los demás.
El
Circo Recreativo, es aquel que ayuda a pasar el tiempo, haciendo algo
entretenido y/o distinto, no plantea objetivos psicosociales, sino solo hacerlo
por el goce de hacerlo, lo podemos ver en el movimiento que hubo en el parque
forestal, o en la plaza de la paz en Puente Alto, en la Plaza de Maipú,
juntarse a pasarlo bien. Muy utilizado en actividades comunitarias, cuando
viene algún número de circo o se realiza un taller en una actividad puntual.
El Circo
Promocional, quizás esta cerca del concepto más riguroso del Circo Social, ya
que promueve habilidades y capacidades, por ejemplo, la autogestión, la
participación, la tolerancia o el trabajo en equipo, tomando como referencia la
experiencia realizada con Junto al Barrio en la Pincoya, pero no hay una
intervención integral, sin duda marca esta forma de entender la fuerza del
circo, como herramienta que promueve el desarrollo de habilidades individuales,
grupales tanto a nivel artístico, físico y psicosocial.
De
alguna forma las reflexiones que permiten el alcance del Circo en lo Social,
ayudan a entender lo potente que puede ser la utilización del Circo, como una
herramienta que ayuda de diversas formas; a pasar el tiempo de forma saludable;
creando, jugando; previniendo conductas
de riesgo; promocionando nuevas formas de relacionarme con mi entorno y con mis
pares, e incentivando la participación protagónica
en la comunidad.
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